19 mar 2012

Otoño

Sentado en el parque, muerto de frio, contemplo las hojas secas de lo que fue primavera, intentando recordar cuándo fue la última vez que me sonreíste,  incapaz de distinguir cuan de las dos fue más dolorosa, tu despedida o tu ausencia.
Ambos hemos cambiado, esto nos ha cambiado, yo soy poco más que una sombra de la vitalidad que me caracterizaba, autómata pensante de recuerdos y proyectos, que opera por vacua rutina o por miedo a lo desconocido. Cadáver emocional de una batalla que no gané, daño colateral de una tragedia en que perdí. Hoja otoñal, quebradiza y gris, de lo que fue la primavera de nuestro amor. Mas levanto la vista al cielo, y me digo a mi mismo “¿donde está la fuerza para vivir sin amar?” no, las quimeras no existen más que en los corazones de los locos y los desesperados moribundos.
Tú también cambiaste, el vino carmesí se tornó amargo y lento veneno. El lirio se tornó en rosa sin pétalos, tan sólo agudas espinas. Afilado escalpelo que extirpa y aparta, desabrida  medicina contra el mal de la inocencia.  Tu abrazo cálido bañado en bienaventuranzas. Se tornó trampa de hierro frio que muerde, Y se hace echar de menos aunque duele tanto o más. Tu presencia cálida, lisonjera, presencia de atardecer junto al mar, silueta recortada a contraluz, tras el fuego de una chimenea. Primera imagen de mi despertar, y postrera antes de mi sueño. Ahora no son más que páramo yermo de invierno, tierra ingrata de extranjeros huraños, bosque de cipreses quemados, negro clavo de una sepultura.
Sentado en el parque donde fue antaño la primavera, contemplo las hojas secas, el destino ríe jactancioso, no de mi muerte, sino de lo que yo signifiqué.  Yo me lamento, mientras muere a mi alrededor la hierba estival. Porque del amor que conocí, no queda más que el triste cascarón vacío de la persona que lo albergaba. Lloro al mirarte a los ojos y ver que no eres más que las cenizas frías y amargas de aquel amor que ardió con tanta bravura y engreimiento en el verano.  Tú cenizas  y yo, llanto ronco  y cansado, eco de un aullido bravo, primigenio y feroz.  Áspero y desapacible nota grave de trompeta con sordina. Sollozo vacuo que, a pesar de estar en primavera, tan sólo es capaz de distinguir el otoño. 

13 mar 2012

Sol y Playa

Yo, al igual que muchos de estos lectores, soy Español, y además, estoy orgulloso de ser español.
En efecto, me enorgullezco de haber nacido en un país cuyo nivel cultural roza el subdesarrollo, un país en el que el valor mas extendido es el de “homo homini lupus” , un país en el que, el que puede, roba, y el que no puede robar, o no quiere, es tonto o lo parece.
Un país de sinvergüenzas, en el que el modelo ideal del español medio no es otro que el del Lazarillo de Tormes. Citando a Max Estrella, “En España, para medrar hay que ser agradador de todos los segismundos”  Un país en el que se premia la sinvergonzonería y del que la gente de mérito se ve forzada a salir.
España es un país en el que llevar una bandera roja y gualda es sinónimo de fascismo, bonito país en el que un banquero puede asignarse un sueldo blindado vitalicio, el día antes de confesar que ha robado a manos llenas, y mas tarde exigir ante la justicia ese sueldo blindado. Un país en el que los políticos se saltan a la torera sus propias leyes.
No siento mas que vergüenza al observar las plazas de toros, si la crueldad animal es símbolo de la cultura española, yo no quiero ni mi nacionalidad ni ser enterrado en esta tierra ingrata.
Un país en el que el trabajo y el esfuerzo son o bien objeto de mofa o pecado abominable, y en el que la envidia, arraigada en nuestras gentes desde la época de los Austrias, no es otra cosa que mal de muchos y consuelo de españoles.
Y por supuesto, todos vosotros independentistas catalanes, vascos o valencianos, no os librais, porque por muy catalán que suene “Pep” “Pau””Josep” o “Andreu” sois tan españoles como Belén Esteban, aunque os duela.
Si a estas alturas, a este querido  lector se le revuelven las entrañas con este colérico ataque a la “ madre patria” tenga en cuenta que es algo totalmente normal, pues hay pocas cosas mas típicamente españolas que despotricar sobre el propio país, mientras se lleva puesto un traje de luces y se come un pincho de tortilla de patata, por supuesto.
Eso si, nuestro país tiene un sol estupendo, un clima magnífico y unas playas “cojonudas”, no hay que quitarle el mérito que tiene eso. 

11 mar 2012

Adios, Maestro

Acabo de enterarme de que ha muerto el gran Jean Giraud, más popularmente conocido como “Moebius” ayer fallecía a sus 74 años, dejándonos un vasto legado artístico, pero privado de su autor, y es aquí, desde el más absoluto nihilismo, producido por el dolor de la pérdida, desde el que escribo estas letras.
Artísticamente hay muchos puntos en los que no concordaba con este gigante del comic, ese colorismo y ese contraste de tonos, en su mayoría claros, no están presentes en mis obras, pero Moebius tenía algo que lo hacía especial, algo que lo hacía muy grande.
Podríamos decir que era su complejidad, sus entramados llenos de detalles, o la ausencia de ellos, que también los volvía inimaginablemente complejos. Pero Moebius ha muerto, y ahora toda esta introspección parece no tener sentido.
¿De que le valen a un artista sus obras una vez ha muerto? Tal vez esas obras inspiren a algún joven dibujante para que continúe trabajando, tal vez me inspiren a mí, tal vez a Ritsuka, gran compañero de garabatos míos. Pero sin duda será un regocijo que Jean Giraud no verá nunca, es duro pensar que, por norma general, hace falta estar muerto para que tu trabajo tenga una repercusión sobre los demás, como bien sabía el maestro Howard Philips Lovecraft, en sus tétricamente célebres  “mitos póstumos”
A mi corta edad me cuesta pensar en que ese legado  fuera lo que motivó a Moebius a dibujar, el arte es arte por si mismo, y no necesita de nombres ni tendencias para serlo, y más aun, si bien el arte es arte por sí, también es arte para sí. (parafraseando a Jean-Paul Sartre), cuando yo dibujo, boceto, pinto cualquier cosa, no espero verla expuesta en un museo, no espero los aplausos de mis iguales. Negar que me gusta ese reconocimiento sería mentirme a mi mismo y negar mi naturaleza humana, pero yo busco en las cosas que dibujo, pinto, escribo, pienso. Un equilibrio de formas y conceptos, busco “belleza” en las cosas que hago, por simple amor a la belleza.
Tan solo espero que a sus 74 años, siguiera siendo el amor por lo bello lo que impulsara a Moebius a dibujar y a hacer comics, pues un arte sin búsqueda de belleza, no es siquiera arte, es un negocio vacuo y carente de sentido.


Adiós Maestro, y gracias por todo lo que conseguiste para nosotros. 

10 mar 2012

Porfín en Casa

Llegó a casa sin ganas de hacer absolutamente nada, se dirigió a su habitación al tiempo que se quitaba la chaqueta.
Los zapatos repiquetearon al caer en un rincón de la sala,  los vaqueros y la blusa mal doblados cayeron sobre el respaldo de la silla del escritorio, con el único pensamiento de “ya lo ordenaré mañana”
Prácticamente se dejó de caer de costado, en ropa interior, sobre la cama de su chico, que a esas alturas de la noche ya estaba casi dormido.  La rodeó entre sus brazos con cariño y la cubrió con la manta para que no pasase frio.
Ella se acurrucó sobre su pecho, su cabeza estaba apoyada sobre el brazo extendido de su pareja, que la rodeaba y le acariciaba entre ambos omóplatos, por fin sentía algo de alivio en los pies que le habían dolido durante toda la tarde. Una de sus manos se paró sobre el pecho de su compañero, y fue bajando poco a poco hasta sus abdominales, al tiempo que su  chico le apartaba dos mechones de pelo castaño  y apoyaba una mano en su cintura, acercándola más hacia sí.

Una tímida sonrisa se dibujó en la comisura de sus labios al notar como su chico le acariciaba en el costado, al tiempo que le daba un tierno beso en la frente. Aquel calor la reconfortaba y la ayudaba a evadirse de todos los quebraderos de cabeza que había tenido en su trabajo durante el día, ahora estaba en casa, y aquí todo iba a ir bien 

2 mar 2012

Silencio


En el más riguroso silencio, en cualquier parte de tu cuerpo, un conjunto de células trabajan febrilmente desempeñando sus funciones concretas, pueden contraerse o relajarse, pueden crear las más diversas sustancias y segregarlas al exterior, o pueden dividirse sin parar para regenerar a sus compañeras que se van perdiendo a lo largo de la vida.

Pero, en medio de esa marabunta de reacciones encadenadas, una célula, encasillada en su cuadradito de un par de micras cuadradas, decide no vivir más.
Con un pragmatismo horripilante, esa célula llega a la conclusión de que su tiempo de vida ha finalizado. Y se separa de sus vecinas, las células de alrededor, que hasta ahora habían sido fieles compañeras, y habían intercambiado multitud de sustancias con esta. No hacen sino continuar con lo que han hecho siempre, trabajar. Nadie interviene en este dramático proceso, nadie pide a esa célula que se replantee el significado de su existencia, pues su fin es algo programado.
Con un pragmatismo horripilante. La célula aislada comienza a arrugarse, a perder agua y volumen, y a perder su elegante forma, el núcleo, su identidad, su funcionalidad, su “cerebro”. La parte de esa célula que la ha guiado a lo largo de toda su vida, comienza a desmantelarse voluntariamente.  En un proceso metódico e inexorable, la propia célula desmantela pieza a pieza aquello que la hacía ser como era, el ADN en su interior es desmenuzado.  La célula, privada de todas las ordenes que venían suministradas con su ADN, simplemente degenera, se deshace en cuerpos apoptóticos, pequeñas gotitas de lo que antaño fue una eficiente célula trabajadora, que ha decidido dejar de vivir.
Lo más amargo de este proceso es el silencio, la quietud con lo que sucede, la quietud con la que aparentemente la célula se quita la vida de una forma atroz, la dramática forma en la que ese pequeño organismo inocente decide acabar con sus días, ya que, si muriera de otra forma, su contenido saldría al exterior y molestaría a las otras células, consciente de que ello, muere en silencio sin molestar a las demás.
Comparativamente, sería como si una persona se sentara apartado de todos los demás humanos, y se deshiciera de todos sus recuerdos, uno a uno, hasta quedar sin identidad, para luego desmontarse sin mediar palabra.
Riguroso es el silencio en el que se desmantela esa célula, y riguroso es el silencio en el que las células circundantes continúan trabajando. Hay otras células encargadas de deshacerse de esos residuos, sin que dañen a nadie, no es necesario alarmarse, es algo natural.
Pero mucho más chocante que eso, es reflexionar sobre ello en profundidad, una célula es un ser vivo por definición, ¿Cuántas células nos forman? ¿Cuántas células deciden dejar de vivir cada día, tansolo porque es lo mejor para que nosotros sigamos con vida? Entonces, ¿Cuántas diminutas vidas arrastramos a lo largo de nuestra vida? Ten siempre en mente, querido lector, cuantísimas vidas invisibles se sacrifican por ti, y haz que ese sacrificio sirva para algo grande. 

Bienvenidos.

Bienvenidos a mi guarida. 
Este lugar es un santuario, un sagrario de virtud, de la virtud de la razón, con este propósito fue creado, y con este propósito debería seguir siendo.

En este pequeño rincón serán publicados textos de toda índole, de opinión, novelas, poemas, relatos cortos o ensayos.

Los Relatos y textos en general están embebidos en la cultura Furry y del universo Steampunk, si sois nuevos viajeros y desconocéis alguno de los dos conceptos, hacemos hincapié en que os toméis un tiempo en el apartado "antes de leer" y os enriquezcáis con este apasionante universo.

"La mente humana, con los correctos valores, llega a convertirse en el mas bello de los ángeles, sin ellos, degenera hasta ser la mas horrible y grotesca de las quimeras" -Aennor Shadowhowl-