16 oct 2013

Amar y Trabajar

A Sigmund Freud le preguntaron en una ocasión: "¿Doctor, cómo es el prototipo de una persona sana, madura e integrada en la sociedad?" La respuesta por parte del vienés: "Jede Person ist in der Lage zu lieben und zu arbeiten"

Toda persona capaz de amar y trabajar.

La anécdota termina ahí, pero a mí me gusta imaginar que inmediatamente después, Freud se metió las manos en los bolsillos del pantalón y se pasó la lengua por las encías, como diciendo "Ea, ahí queda eso, señor periodista"

Porque la frasecilla tiene miga, tiene tanta miga que después de soltarla, Freud no debería de haber tenido necesidad de escribir nada por un periodo de uno o dos años.

Leyendo "Trabajo dinero y consumo" obra que recomiendo nótese, antes de su publicación. Encontré que el autor hablaba de "Psicópatas Integrados" individuos con tendencia a la acumulación de riqueza  faltos de cualquier tipo de empatía.

Éstos son un ejemplo de personas que pueden trabajar, pero tienen escasas capacidades de amar.

Este principio es tan fundamental que incluso el maestro Erik Erikson basa gran parte de su labor en la psicología (que no es precisamente escasa) en el desarrollo de esos dos conceptos. Amar y trabajar.

De hecho, a lo que llamamos "Generatividad" no es más que eso, la capacidad de amar y trabajar en la vejez, la capacidad de trabajar y amar más allá de uno mismo.

Esto es así hasta el punto en el que en el año 33 en España entraba en vigencia una ley de "Vagos y maleantes" para todo aquel que no pudiera trabajar en general, más tarde se amplió para los homosexuales, los cuales es bien sabido por todos que no solo no pueden trabajar sino que también son incapaces de amar (Nótese el sarcasmo, por amor de dios)

Nuestra sociedad, de manera subconsciente (Que es una palabra que a Freud le encantaba) ha impuesto estos criterios, tanto que las personas que no pueden trabajar (Mayores mayores y ancianos) Van a un asilo. Los que no pueden amar a ningún nivel a los demás (El respeto también es un tipo de afecto) van a la cárcel por sus crímenes  y aquellos a los que les fallan ambas aptitudes tal vez son enviados a centros hospitalarios psiquiátricos. (Nótese el eufemismo de unir en un mismo término "Hospitalario" y "Psiquiátrico" )

No nos engañemos, estas tres instituciones tienen la función de apartar de la sociedad a estos colectivos, ya que nuestro amigo Adolfo H. nos demostró que la eugenesia no está del todo aceptada en las sociedades avanzadas.

A cualquier persona que crea que en cualquiera de estos tres centros hoy por hoy  se produce cualquier proceso reparador, educador, reeducador, reintegrador, lúdico o sanador, le invito amablemente a darse una vuelta de vez en cuando por el mundo real.

Podría decir de paso que continuar apoyando tales instituciones nos hace en cierto modo cómplices de este tipo de actos, pero eso es una historia para otro día.

Disfrutad de vuestras calles, libres de gente que ni ama ni trabaja.

8 oct 2013

Hombre palo

En primer lugar, dedicar estas reflexiones al caballero Sierra, estas palabras fueron escritas a bordo de un “Media distancia”.

Ah, los media distancia. Muy probablemente dominen el mundo, siempre y cuando aquello a dominar no esté demasiado cerca ni demasiado lejos, pues usaríamos Cercanías y AVE, respectivamente.  O a menos que se acabe el carbón con el que se mueven (un servidor se sorprende de la antigüedad de algunos de los modelos que tiene Renfe en activo)

Curiosos los humanos, cosa insólita ellos. A un viaje de 115 kilómetros, cuatro veces lo que este humilde escritor recorrerá a pié durante los próximos veinte años, lo llamamos “Media distancia”

Si tuviera que elegir una banda sonora para los humanos, probablemente elegiría “The cat empire” que es lo que escucho ahora mismo.

Al mirar por la ventana de este media distancia me pregunto. ¿Joder, todo esto lo hicimos nosotros?

El primer sentimiento tras esta pregunta es de asombrosa fascinación, el segundo es de hambre, son las tres en punto.

Me imagino cómo sería esto sin nosotros, algo primigenio, salvaje. El primero de nosotros, ¿Y frente a él? Frente a él el último, sí, el primero y el último. Uno del año 5.001, cuando el cáncer se canse de soportarnos y nosotros no sepamos sobrevivir sin ADN.

Y el otro del “Uh uhm” Antes de Cristo. (No tengo formación en latín ni griego, ergo no traduciré los sonidos cavernícolas)

Uno vestido únicamente con un palo del suelo, la cabeza llena de mentiras, como los espíritus, los monstruos o el más allá.

El otro con un traje ceñido de tejido blanco, porque en el futuro vestir sin hacer el ridículo es ilegal, a juzgar por las películas de ciencia ficción.  Sin embargo, éste también tendría la cabeza llena de mentiras. La democracia, las bebidas de soja, la especulación urbanística, el P.I.B.

El primer impulso de uno sería agredirle, porque golpear algo con un palo hasta matarlo para no tener que esforzarse en entenderlo es algo que como raza nos encanta.

El otro no haría eso, él es diferente y además, no tiene licencia para usar palos o ramas, (Suspendió la parte teórica)  lo que sí lleva es una enorme cantidad de cachivaches, en las muñecas, en los bolsillos, en las orejas (Muy probablemente “The Cat empire” ) Y todos ellos disponen de Wifi.

El “Hombre palo” tal vez sentiría un gran asombro, e inmediatamente después, hambre (Ya tenemos algo en común)

El “Hombre cachivaches” sentiría algo de lástima por ver aquel ser desvalido, probablemente se inclinaría sobre aquel homínido con curiosidad.

¿Por qué lo hace? ¡Porque es un hombre estudioso, en efecto! Nuestro hombre cachivaches tiene formación universitaria en “Ciencias del altruismo”. Porque en el futuro, el altruismo ha sido también absorbido por la ciencia y cuantificado.

De ese modo, el hombre sacaría de su cinturón algún alimento del tipo “Barrita energética” y  empleando para ello 35 Kilo-Gandhi (recordemos que el altruismo está cuantificado)  le entregaría la comida a su primitivo amigo.

El hombre del palo primero desconfiaría, pero más tarde, cuando su sentimiento de asombro se atenuase, recordaría el sentimiento que estaba inmediatamente por debajo. ¡Tenía hambre!

Tal vez consiguieran entenderse, en el fin del mundo seguro que hay aplicaciones móvil para traducir cavernícolas en tiempo real.

El hombre palo le preguntaría “¿Cómo hicisteis para solucionar el problema del hambre?” y el hombre del futuro le contaría de forma amable cómo el gobierno mundial aprobó una nueva ley por la cual se declaraba anticonstitucional pasar hambre.

Viéndose en esa tesitura, los hombres y mujeres de todos los países dejaron de pasar hambre por temor a ir a la cárcel, de esa sencilla forma se consiguió solucionar un problema global sin necesidad de una distribución equitativa de alimentos.

Le contaría también cómo el partido de la oposición protestaría ante la reforma con un argumento tal que “Está bien, habéis acabado con  el hambre en el mundo, pero esa ley es un atentado contra la libertad individual del pueblo, que tiene derecho a pasar hambre cuando ellos consideren”  Pero como el hombre palo ignoraba el significado de “Oposición política” no alcanzó a comprender nada.

El hombre palo y el hombre cachivaches podrían conversar durante semanas, en un diálogo que estaría lleno de sentido pero totalmente vacío de lógica. Pero para sorpresa de ambos, el hombre cachivaches aprendería mucho más de lo que jamás hubiera imaginado, simplemente escuchándose a sí mismo.


Porque siendo el último hombre y habiendo nacido con el don de la visión retrospectiva más larga de la humanidad, tal vez sería capaz de entender qué es lo que hicimos mal.