Sueño con una España en la que no se mate a los lobos del
Parque Nacional de los Picos de europa. Sueño con un mundo en el que un animal,
no necesite de 30 animales para vestirse. Un mundo en el que los individuos sin
corazón puedan ser atados por el cuello a un olivo en medio de la sierra, al
final de la temporada de caza, y sus respectivos galgos puedan volver a casa
sanos y salvos.
Sueño con unas familias responsables, que distingan la clara
diferencia entre “Mascota” y “capricho”. Anhelo el día en el que el hombre, por
evolución, o por normativa, venga de serie con una responsabilidad inherente
para con lo que le rodea. Tan estúpidos y
tan ciegos…
Sueño con el día en el que los empresarios, cuyas factorías
vierten los residuos al mar, no puedan dormir por las noches. Sueño con el día
en el que al género humano se le conceda la gracia de la conciencia. Sueño con
el día en el que aprendamos la valiosa lección de que, si algo es de dominio público,
realmente es de todos. No de nadie. Sueño
con el día en el que, cuando mis nietos me digan “abuelo, vallamos a pasar la
tarde en el bosque” yo no tenga que
tragar saliva y contestar “ese bosque que viste en tus libros ya no existe”. Ojalá
pudiera contestarle algo como: “no
podemos ir ya que, si fuéramos, acabaríamos alterándolo, y algo que posee la
huella del hombre, es en sí mismo imperfecto”.
Sueño con un día, en el que los jóvenes acaben llevándose a
sus casas los carteles de “arranque esta alga si la ve, es una plaga
medioambiental” no por Vandalismo, sino
por la innecesaridad de dicha advertencia.
Porque puedo entender que haya guerras, es lo propio del ser
humano. Puedo entender que unos mueran de hambre mientras los camiones de trigo
se pudren en los almacenes, para que su precio no varíe. La avaricia y la codicia son inherentes al
ser humano. Puedo comprender que los poderosos esclavicen a los débiles, y que
cualquier férrea voluntad, se pueda torcer si se escriben los ceros suficientes
en un cheque. Lo que jamás comprenderé,
por absurdo, contradictorio y paradójico. Es esa capacidad del ser humano para destruir
todo lo que es bello y perfecto.
Realmente el hombre no es lobo para el hombre; Nos hacen
falta siglos de civilización. Para poder llegarnos a acercar siquiera al nivel
de un animal tan noble.
¿ Si se pudiera juzgar la maldad de una especie entera,
quien sería merecedor de la extinción? ¿El lobo asturiano, del Parque Nacional
de los Picos de Europa? No lo creo.